«El campo relaja, pero también enseña a resistir» | María Dolores Sánchez, agricultora
María Dolores Sánchez González se dedica a la agricultura en secano, cultivando almendros y olivos. Su día a día transcurre entre tareas que nunca se acaban: labrar, talar, cuidar la tierra… “En el campo siempre hay faena”, dice con naturalidad.
Habla desde la experiencia, con los pies en la tierra y una claridad que solo puede venir de años observando el cielo, sintiendo el viento y entendiendo los ritmos del entorno. Para ella, el campo no es un lugar idealizado, sino real. Con sus momentos duros —cuando hace frío, calor o hay que trabajar bajo la lluvia— pero también con una belleza que calma, que enseña y que conecta.
María Dolores defiende que quienes viven en el medio rural tienen una visión distinta: más consciente, más práctica, más pegada a lo que realmente pasa. Porque aquí no se vive desde lo que se estudia en un libro, sino desde lo que se aprende con el cuerpo, con las manos, con la tierra. Y eso, asegura, marca la diferencia.