Rodada en la comarca extremeña de Tierra de Barros (Badajoz), «Destello bravío» es la opera prima de Ainhoa Rodríguez, una fábula felliniana, misteriosa y onírica sobre la liberación de las mujeres rurales, que inaugura mañana la competición del 50 Festival Internacional de Cine de Rotterdam.
Sus protagonistas son mujeres de la comarca, amas de casa sin experiencia previa ante las cámaras, con las que la directora, guionista y docente especializada en lenguaje fílmico realizó previamente entrevistas en profundidad y talleres de análisis sobre cómo las ha representado el cine hasta ahora. Para ello Rodríguez (Madrid, 1982) se fue a vivir durante 9 meses al municipio de Puebla de la Reina. «Tenía ganas de hacer una película en un pueblo pequeño, jugar con no actores, dando lugar a esa mezcla de realidad y ficción y la magia creativa que conlleva», ha explicado.
Su manera de entender el cine se sitúa en la onda de Oliver Laxe, por su independencia, su fuerte implicación social, el compromiso con el mundo rural, un aura de misticismo y por la importancia que concede a todo el proceso de elaboración de la película. A ello Rodríguez añade su herencia felliniana, ya que dedicó su tesis doctoral a analizar la obra del autor de «La strada» u «8 y 1/2». «Fellini está en mi porque he estado muchos años viendo sus películas», señala, «pero al hacer esta película tenía muy claro que se trataba de mirar lo que tenía delante y lo que sentía al respecto, no hay homenajes concretos».
El impulso inicial, y un tema que planteó en las entrevistas con las protagonistas, era el dolor y la tristeza por la infancia perdida, explica, entendida la infancia como «lugar confortable y protegido desde donde fabular como idea de felicidad».
A partir de ahí construye un relato en el que sobresale el tema de «la reivindicación de lo sexual» como experiencia liberadora y de escape frente a la apatía del día a día, pero también otros como la fe, el miedo más irracional, la diferencia de clases sociales y la pérdida de identidad.
«Los pueblos que se aferran a tradiciones milenarias nos pueden parecer algo rancio pero a veces no sabemos si es mejor este mundo globalizado donde todos somos iguales, pensamos igual y comemos lo mismo, es aburridísimo».
Rodríguez no cree que las mujeres rurales estén más reprimidas que las de la ciudad. «Con diferentes barnices, pero esta película la podía haber hecho en el barrio de Salamanca (Madrid), es un tema universal, el peso sobre la mujer de las herencias patriarcales».
«Destello bravío» es una coproducción entre Tentación Cabiria, la productora de la propia Ainhoa Rodríguez, y Eddie Saeta, compañía de Lluís Miñarro, que cuenta con una consolidada trayectoria en festivales internacionales. Llegar a Rotterdam ha sido trabajoso, un proceso de más de dos años, con pandemia de por medio y los obstáculos habituales para una directora primeriza e independiente, desde la falta de presupuesto a la dificultad de encontrar a los profesionales adecuados.
«Es mas difícil hacer cine así y con exigencias artístico-técnicas que cuando la infraestructura te viene montada», afirma. «Yo no tenía ninguna fe», confiesa, «y es evidente que no he querido hacer algo para forrarme, pero creo que hay que hacer lo que uno crea aunque no sea la norma, es más, hay que intentar transgredir lo máximo o vamos a acabar siendo todos muy iguales».
El Festival de Cine de Rotterdam, junto al de Locarno, es el principal certamen de referencia en Europa del cine de autor independiente. Este año, debido a la pandemia, se celebrará a través de internet, del 1 al 7 de febrero.
«Destello bravío» competirá en la sección principal, Tiger, junto a otras 15 películas de países como Líbano, Georgia, China, Túnez, Francia, Tailandia, Holanda, Australia, Noruega, Serbia, Kosovo o República Dominicana.