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No hay nada más bonito que cumplir un sueño | Juan José Garre

Con una dedicación especial desde su juventud, Juan José Garre nos sumerge en su apasionante trayectoria como florista. Desde los inicios vocacionales hasta enfrentar la crisis del 2009, el propietario de Iris Florista comparte su experiencia y sabiduría con los lectores de nuestra revista digital.

Entrevistador: Hola, Juan José! Cuéntanos, ¿cuándo comenzaste tu carrera como florista?
Juan José: Levo toda la vida, no de forma oficial, pero sí con una dedicación especial desde muy joven desde la adolescencia. Hasta que me dieron la oportunidad de trabajar en una floristería y fue cuando empecé a introducirme en este mundo, hasta que en el año 2009 decidí emprender.

Entrevistador: ¿La floristería fue una elección vocacional o algo familiar?
Juan José: Totalmente vocacional. En mi entorno no había nadie relacionado con las flores. Empecé haciendo arreglos para casa, el cementerio o altares, y ahí surgió mi vocación.

Entrevistador: ¿Tenías claro hacia dónde querías llegar o fue la primera opción?

Juan José: No, fue mi segunda opción. Mi vocación inicial era la enseñanza, el magisterio. Sin embargo, las dificultades académicas me llevaron a explorar otras opciones. Después de trabajar en una floristería durante cinco años, decidí emprender por mi cuenta, a pesar de la crisis económica.

Entrevistador: ¿Cómo resumirías tu experiencia como empresario durante todos estos años?
Juan José:
Aunque al principio fue difícil, ahora veo de manera positiva todo el camino recorrido. Hubo momentos en los que pensé en cerrar, pero decidí apostar por mi vocación. Ha sido una lucha constante, mejorando como profesional y ofreciendo algo más que simples ramos de flores. Quería que mi floristería fuera un proyecto especial, y creo que lo he logrado.

Entrevistador: ¿Qué consejo le darías a los jóvenes que piensan emprender?
Juan José:
Les diría que si es lo que realmente desean y les hace sentir realizados como profesionales, que vayan hacia adelante. Emprender implica obstáculos, incertidumbre, pero cuando tienes una meta, lo importante es perseguirla. Si no sale bien, siempre se puede aprender y ajustar. La constancia y el trabajo siempre tienen recompensas.

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