Las mujeres académicas en tiempos de pandemia
La pandemia nos ha cambiado la vida a todos. Sin embargo, las mujeres han sido las más afectadas a nivel mundial debido a su condición humana y otras características culturales de nuestros países de América Latina. En un reciente estudio en 9 países en América Latina se ha podido evidenciar que las mujeres académicas han tenido que afrontar los retos de la docencia virtual y la atención a sus alumnos; pero en paralelo han tenido que hacerse cargo del acompañamiento de sus hijos pequeños en el colegio virtual, la atención de adultos mayores y en muchos casos también de atender las labores domésticas de la casa, dado que en la pandemia, la gran mayoría de las mujeres académicas, perdió la ayuda externa con la que contaba.
En este contexto las mujeres académicas han tenido que mantener el equilibrio entre su vida personal y laboral y pese al alto nivel de estrés y ansiedad; han seguido el centro de sus hogares y han ofrecido estabilidad a sus miembros. Sin embargo, el mayor impacto ha sido el poco tiempo que han tenido para la investigación aplicada. En este sentido, el gran reto en nuestras universidades es conocer el status de las mujeres académicas para implementar algunas acciones que puedan permitir por ejemplo grupos de investigación donde se puedan incluir las académicas que desean seguir desarrollando sus investigaciones pero que el contexto actual de casi dos años, no les han permitido dedicar el tiempo, así como tampoco a las otras actividades como capacitaciones y asistencia a programas, eventos y participación en congresos académicos.
El reto de reducir las desigualdades dentro de la esfera académica se convierte en un desafiante programa de responsabilidad social que busque la reducción de las desigualdades, puesto que se puede dar por pensado que las mujeres académicas trabajan en las mejores condiciones pero la pandemia nos ha demostrado que las desigualdades y el machismo siguen existiendo en los hogares latinoamericanos. Lo sucedido con las mujeres académicas latinoamericanas nos demuestra que aún tenemos que seguir trabajando para reducir las brechas y aspirar a la tan deseada sostenibilidad que todos añoramos, los del norte y los del sur.