Opinión

La mujer en la música

Pintura denuncia de la artista Shamsia Hassani / O.M
Pintura de la grafitera afgana Shamsia Hassani / O.M

Durante toda la historia, hemos ido constatando una gran desigualdad de género en todos los aspectos y sectores de la sociedad. En concreto, en la industria de la música, muchas mujeres han sido silenciadas pese a sus grandes éxitos y, además, sus logros no han sido reconocidos con el mérito que se merecen.

La mujer ocultaba su nombre a través de falsas denominaciones, seudónimos masculinos o bajo la identidad de un autor anónimo. La mayoría de estas obras no llegaron a ser publicadas ni conocidas por los lectores, aunque gracias a una búsqueda incesante en profundidad, han aparecido diversas obras creadas por mujeres que demuestran que este hecho es veraz.

Según cifras recogidas por varias organizaciones y medios de comunicación, a través de todas las regiones, la división de género en la industria de la música es alrededor de un 70% hombres y un 30% mujeres. Si analizamos específicamente cada sector, las diferencias entre hombres y mujeres en la industria musical, son y han sido siempre abismales. La industria musical es el espejo de la falta de representación e igualdad de oportunidades para el conjunto de las mujeres. A lo largo de los años, estas, han sido discriminadas, subrepresentadas y además con sueldos injustos por hacer exactamente el mismo trabajo que en su momento hacía el hombre. Aquí no estamos hablando de no poder acceder a ciertos puestos, que también, sino a realizar un trabajo completamente igualitario por un sueldo desigual.

Por suerte, las mujeres artistas, así como músicas, que no “mujer músico” compositoras o cantantes entre otras, han logrado salir de la sombra en la que han estado durante años, aunque en diversos sectores, aún siguen siendo sometidas a tratos desigualitarios.

A pesar de haber avanzado mucho en el sector, aún en la actualidad, cuando una banda lleva a una mujer como componente de esta, se presume o alardea de que este hecho sea posible, incluso a veces parece que le estuviesen haciendo un favor por darle esa oportunidad. Todos alguna vez hemos podido escuchar comentarios del estilo de: «¡pues toca bien para ser una mujer!” “bueno, en mi banda hay mujeres, pero tocan bien” o “si metemos a una tía en el grupo daremos buena imagen”. ¿Hasta que punto esta inclusión es Marketing o realidad? ¿Realmente se ha llegado a integrar socialmente el concepto de igualdad o es un simple lavado de cara al sector?

Lamentablemente, el sector de la música, al igual que muchos otros, ha sido y sigue siendo “machista” por naturaleza. Si pensamos, por ejemplo, en Heavy Metal, difícilmente se nos venga una mujer a la cabeza, o incluso si tratamos de imaginar a una mujer que pueda ser una buena batería. Siempre solemos asociar a las mujeres artistas a sectores más refinados, delicados, a un estilo de música para el público “más débil”. Sin hablar de las denigrantes letras de estilos de música como el reggaetón actual, que sorprendentemente causan una enorme aceptación social, incluso dentro del sector femenino, a pesar de su breve cercanía a la misoginia en una gran cantidad de canciones.

A todo esto, se le suma, que aún existe, a pesar de los tiempos que corren, la sorpresa de no valorar a la mujer como música independiente a su género, a su físico. En el caso de las mujeres artistas, se le sigue dando un mayor énfasis a la parte estética, a la imagen, a veces, más incluso que a su propia calidad vocal o musical, algo que no suele pasar con los hombres. No obstante, cierto es, que todo cambio de paradigma necesita su proceso, y no se puede cambiar la mentalidad de toda una generación de un año a otro.

Por suerte, paso a paso y con mucho esfuerzo la mujer ha logrado adquirir una respetable posición en la sociedad musical, aportando su creatividad y talento en diferentes estilos musicales. Lo que hace no muchos años era impensable, ahora muestra su notoriedad, habiendo llegado estas en la actualidad a ser líderes de bandas de rock, o a convertirse en conocidísimas cantantes o instrumentistas, atreviéndose además a sorprender con instrumentos que históricamente eran considerados para los hombres, así como la batería, tal y como mencionamos anteriormente.

Cada vez más, sus voces, su talento y su esfuerzo se están comenzando a notar, y a pesar de su falta de representatividad, estas, han demostrado con creces que la industria musical las necesita tanto como ellas un trato justo y paritario.

La música no entiende de géneros. La música es arte, magia, inspiración. Es calma, alegría. La música es una forma de vivir. Y lo más importante, la música es universal, para todos sin excepción alguna. Que la música nos haga y no nos deshaga. El lenguaje universal de la música es y debería ser siempre unánime e igualitario.

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